lunes, 9 de abril de 2012

CAPÍTULO 11

Estaba tan cansada, y por qué no decirlo, me atraía tanto la idea, que no ofrecí resistencia alguna. Me acurruqué a su lado y cerré los ojos, dejando escapar un tenue suspiro cuando él me cubrió con la sábana. Murmuré un "buenas noches" ininteligible sin reparar en su mirada febril recorriendo mi cuerpo de arriba a abajo. Es más, en algún momento de la noche me pareció sentir un leve roce de sus labios en mi mejilla izquierda.

Para mi sorpresa, no fue otra horrible pesadilla la que me despertó, sino los esporádicos espasmos de dolor que sufría Álex. Con la mente despejada, catalogué el beso que había sentido mientras dormía como un sueño o un producto de mi imaginación. Perezosamente, me estiré en la cama y fulminé con mi mirada a los potentes rayos de sol que se filtraban por la ventana y que me impedían regresar a mi plácido descanso. La respiración de mi compañero de cama era agitada y advertí que su temperatura corporal se encontraba peligrosamente elevada. Por primera vez consideré la opción de que la vida se le estuviese escapando lentamente. Instintivamente tomé su mano entre las mías y la aferré con fuerza, absorbiendo parte de la energía calorífica que emanaba de su cuerpo. La dulce sensación del agua fría resbalando por mi piel inundó mi mente y me condujo hacia el cuarto de baño. La madera ajada del suelo crujía bajo mis pies descalzos a pesar de mi empeño en hacer el mínimo ruido posible. Pero, cuando llegué a mi destino, comprobé con desagrado que del grifo no emanaba ni una mísera gota de agua. Pasé mi mano por el pelo, desesperada, sintiéndome pegajosa por culpa del sudor. Debido a esa odiosa sensación me aventuré fuera de casa, tras vestirme, en dirección al río; no obstante, tuve que concentrarme durante largo rato para rememorar el camino que debía seguir.

Caminé bajo ese sol abrasador que lo inundaba todo con su calidez anhelando sumergirme en el agua. Sin embargo, algo llamó mi atención provocando que efectuase un alto en mi camino.

Una niña de pelo oscuro como el azabache recogido en dos graciosas trencitas corría tan velozmente que parecía fundirse con los árboles. Estimé que no tendría más de siete años mientras estudiaba sus rápidos movimientos. Me dio la impresión de que estaba recolectando frutos que guardaba en los pliegues de su camiseta, que llevaba ligeramente levantada. Así fue como me percaté de su extrema delgadez. Aprovechando que la niña había detenido su marcha y se hallaba agachada frente a un arbusto, me acerqué con precaución para no asustarla. Su trabajo era metódico: arrancaba el fruto, lo miraba con deseo y rápidamente lo guardaba, como arrepentida por su tentación. Me pregunté por qué no comía y arranqué dos frutos de intenso color rojo. Rechazó mi oferta sin mediar palabra, lo cual se me antojó absurdo ya que, literalmente, se estaba muriendo de hambre.

- ¿Por qué no quieres? - pregunté con curiosidad a la niña, que mantenía su mirada fija en los comestibles que descansaban en mi mano.

En ese momento se me ocurrió la posibilidad de que fuese vergonzosa, aunque, no entendía cómo podía permitirse el lujo de rechazar la comida cuando era obvio que el hambre era su principal prioridad. Fijé mi mirada en sus ojos marrones que transmitían cansancio, al igual que el resto de sus facciones. Sus hombros hundidos corroboraron el hecho de que ni ella, ni su familia debían estar viviendo una situación demasiado favorable. Preguntándome cómo era posible que una niña de esa edad tuviese aspecto de haber sufrido tanto, deposité los frutos en el suelo y me di la vuelta. Entonces ella tiró de mi camiseta llamando mi atención.

- ¿Puedo? - preguntó con un hilo de voz señalando la comida.

Asentí con la cabeza.

- ¿Entero?

- Claro. Son para ti.

- ¿Los dos? - jadeó, con los ojos desorbitados.

Fruncí el ceño ante la visión de la niña asustada llevando un brazo tembloroso hacia el fruto. Lo mordió con precaución. Unos instantes después, lo cogió con ambas manos y lo devoró ávidamente. Acto seguido, hizo lo propio con el otro.

- Gracias - me dedicó la sonrisa más triste del mundo que provocó que mi corazón se encogiese.

- ¿Por qué no comes algo de lo que llevas en la camiseta?

- Es que, si me lo como ahora, ¿qué comeré dentro de unas semanas? Los frutos se acaban y tardan mucho en volver a crecer.

Comprendí que su familia tampoco frecuentaba mercados de comida. Debían andar escasos de dinero.

- Bueno, pero tus papás pueden salir a cazar, ¿no? Además, por un fruto no pasará nada.

De haber sabido que la niña se había quedado huérfana unas semanas atrás, no habría dicho ese inoportuno comentario. Sus ojos se anegaron en lágrimas y súbitamente estalló en un llanto. La abracé y ella hundió su cara en mi pecho, desahogándose. Sentí sus hombros convulsionándose.

- ¿Cómo te llamas? - le pregunté mientras deshacía una de sus trencitas y jugueteaba con su pelo.

- Liss - respondió con voz entrecortada.

Se limpió las lágrimas con el brazo y se apresuró a recoger los frutos que habían resbalado de su camiseta durante nuestro abrazo.

- ¿Y quién cuida ahora de ti?

- Vivo con mi tía - respondió señalando una casita no demasiado lejos del lugar en el que nos encontrábamos.

- Entonces ella puede ayudarte.

Liss negó con la cabeza. Me explicó que su tía, la hermana de su madre, había vivido siempre en su casa, porque, tras un desafortunado accidente, sus piernas quedaron completamente inválidas. Esto le causó, además, algunos trastornos psicológicos. Por ello, Liss había tenido que madurar a marchas agigantadas. Para cuidar de su tía.

- Yo puedo ayudarte. Seguro que mis amigos - ni siquiera me percaté de que me había referido a Álex y Sëyn como amigos - os dan comida. O los demás vecinos.

- Ya lo intenté, pero la guerra es dura y nadie comparte lo que tiene. Solo hay dos opciones, o tú, o los demás. Y la mayoría de la gente prefiere la primera alternativa - se levantó mientras la miraba con incredulidad, atónita ante las palabras que acababan de brotar de la boca de una niña de siete años.

7 comentarios:

  1. A estado genial! A si me gusta! Capítulos largoooooos :D Cuanto más mejor!
    Y me ha encantado, enserio, tu manera de escrbir es espectacular!
    Espero el siguiente capítulo con impaciencia!

    ResponderEliminar
  2. Y como siempre, me dejas sin palabras. Chicas como tu merecen legar alto, por encima del resto. Un beso y que disfrutes de mi nuevo capitulo ;)

    ResponderEliminar
  3. EY estuvo super, otravez me conmoviste al extremo, y mas por la compasion le muestra a Liss, sigue así, continua paso a paso, o mejor de letra a letra, ESPERO CON DESESPERACION EL SIGUIENTE CAP, cuidate nna, en cuanto puedas pasat por mi blog

    ResponderEliminar
  4. Jajaja, muchas gracias. Adoro leer vuestros comentarios ;)
    Un abrazo a todos los que le dedicáis un ratito a este blog y a esta historia :)

    ResponderEliminar
  5. me gusto!!!!!
    pobre esas palabras de la niña me recuerdan las 2 guerras mundiales donde han sacrificado todo, y siempre los inocnetes sufren mas :(
    plis publica pronto
    besos
    cuidate

    ResponderEliminar
  6. ¡¡Hola!! Pasaba para daros las gracias de nuevo por los comentarios y para informaros de que pronto podréis leer el nuevo capítulo (12) de esta historia en la que cada vez nos vamos metiendo más en la piel de los personajes. Espero leeros de nuevo por aquí. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  7. LOL! Y tú dices que mi historia está genial? Tú no te has parado a leer la tuya! Eso sí que es genial!! Creo que me merezco un adelanto para francés, no? ;)
    un besazo!! Y sigue escribiend, pero sin presones eh? Jiji

    ResponderEliminar